27 jul 2011

Hay dias en los que nada tiene sentido. Y la tristeza invade mi cuerpo y no me deja ser.
Me hunde, casi hasta llehar al centro de la tierra, sin siquiera dejarme respirar. Pero a veces, no muy seguido, una pequeña sonrisa se asoma por mi labios y mi espiritu me dice que hoy dormiré sabiendo que estoy viva, y que ese hecho tiene un valor inmenso. A veces mi mente no dice lo mismo que mi corazón, y al fin puedo sentirme feliz de hacer cosas simples, como escuchar música, salir a pasear, o dibujar. 
Cuando lo dejo hablar, me cuenta que no hay que tener razones para estar bien con uno mismo ni con el resto. Sólo hay que tener ganas. Pero otras veces, cuando casi puedo sentir ese rayito de esperanza iluminando mi alma, algo ocurre conmigo, y  comienzo  a creer que nunca podré volver, al menos, a tenerlo cerca.


Una y otra vez me ocurre eso, y ya no sé como reaccionar, o que hacer para parar la transición entre querer morir, y sentirse tan feliz de no poder guardar tanta alegría en el cuerpo.